Lejos de lo que se pudiera pensar, a los europeos nos está costando asumir el concepto del trabajo flexible. Puede que el problema radique en que nos gusta tener un sitio al que ir, poner en contacto nuestras ideas y nutrirnos de las que nos proporcionan nuestros compañeros.
Así se desprende del estudio “El trabajador del futuro: evolución del puesto de trabajo en la era de la transformación digital” -patrocinado por Conerstone OnDemand-, según el cual solo el 13% de los empleados de compañías europeas que permiten el teletrabajo se acogen a la citada medida.
Ahora bien, algunos países sí que parecen tener interiorizada la nueva filosofía laboral, destacando España, Austria, Luxemburgo, los países nórdicos y Bélgica. Un avance fundamental que demuestra que, en dichos lugares, sus ciudadanos y empresarios han entendido que se está produciendo un importante cambio que apoya el trabajo por objetivos, y el uso de las nuevas tecnologías que permiten desarrollar tus funciones desde cualquier lugar, sin necesidad de ir a la oficina.
Si quieres ampliar información, no dudes en leer el artículo que Montse Mateos ha publicado en Expansión titulado “Por qué el trabajo flexible aún no encaja en las empresas”.