Muchos de los alumnos universitarios que durante este curso académico habían recibido la beca Erasmus para estudiar fuera de España, se vieron obligados a regresar a nuestro país al comienzo de esta crisis sanitaria. Sin embargo, los más rezagados que no regresaron al inicio de esta situación, están teniendo constantes problemas para volver a España debido a las restricciones de la movilidad y suspensión de las conexiones aéreas en multitud de países.
Según el recuento que han hecho las universidades con apoyo del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie), dependiente del Ministerio de Universidades. Los rectores reclamaron este lunes al ministro Manuel Castells la creación “sin más demora” un grupo de coordinación con el Ministerio de Exteriores para acelerar su repatriación. Castells les trasladó su disposición para ello.
Todos los estudiantes en el exterior recibieron la semana pasada un correo en el que se les preguntaba por su situación. Respondieron 16.000, de los que 977 manifestaron que estaban intentando regresar sin éxito, 187 de ellos desde Italia, el país más golpeado por la pandemia del coronavirus. Padilla da por hecho que quienes no han contestado es porque, en su inmensa mayoría, ya están en España. De los que sí respondieron, más de la mitad informaron que ya habían regresado. Y en torno a un 40% dijeron que, de momento, preferían permanecer en sus destinos.
«Organizar la vuelta de algunos de ellos está siendo una odisea. Salir de Italia, por ejemplo, es muy difícil, incluso moverse por el interior es complicado», afirma el vicerrector en el diario El País. Fernando Juan, de 21 años, estudiante de Farmacia en Pádova, está a la espera de recibir una respuesta de la embajada. «Hice lo que pone en la página del Ministerio de Exteriores, les mandé un correo con mis datos. En teoría me han apuntado en una lista para avisarme cuando haya un avión para volver», afirma.
Escalas de 18 horas
“Yo he estado tres semanas intentando volver, pero no había manera. Los vuelos duraban más de un día, haciendo escalas nocturnas de 18 horas”, cuenta Nerea Gadea, cuya intención inicial era resistir en Haderslev, Dinamarca. “Pero cerraron la universidad y los bares, mis compañeras empezaron a volver a sus países y pensé que era mejor irme también”. El martes encontró una conexión aérea de cinco horas hasta Barcelona, donde su padre irá a recogerla en coche desde Bellreguard, en Valencia. Acabar el curso, cree Gadea, no será un problema, gracias al eficiente sistema de docencia y evaluación online de la universidad del sur de Dinamarca en la que está matriculada.