La economía de Nueva Zelanda ha crecido por encima de la media de los países de la OCDE en los últimos años, aunque en 2008, coincidiendo con el periodo de la crisis, disminuyó su ritmo. En 2009, volvió a mostrar signos positivos y ha conseguido mantenerse en los primeros puestos a nivel internacional tanto en el desarrollo financiero, como en la eficiencia de sus mercados de trabajo y mercancías. Estos buenos datos y el alto poder adquisitivo de su población son un incentivo para las empresas procedentes de otros países.
Todo ello supone un gran atractivo para las pymes españolas, pero éstas deben evaluar el reto de vencer la diferencia horaria y el coste logístico que implica exportar a este mercado. Por tanto, es importante que los empresarios conozcan las facilidades que este país ofrece.
Lee aquí el reportaje de Alba Casilda en el diario Expansión.