Según los últimos datos del INE, “la movilidad geográfica de los ocupados y de los parados es mayor entre los extranjeros que entre los españoles”. Se trata de una tendencia en alza, donde, la principal razón para cambiarse de residencia sigue siendo el trabajo. Así lo manifiesta Anyvan, empresa especializada en el sector de las mudanzas.

De acuerdo con los datos proporcionados por la misma empresa, Madrid sigue siendo la ciudad más atractiva por sus amplias ofertas laborales. En esta existe mayor facilidad para lograr un contrato indefinido, además, es en esta ciudad dónde la tasa de paro está cuatro puntos por debajo de la media nacional. Una prueba de ello, es que la movilidad es muy superior entre los ocupados más jóvenes. Las cifras del 2019 son bastante claras al respecto: 249.000 ocupados entre 16 y 34 años han cambiado de municipio, es decir, en torno a un 5,3% del total de la población. En contraste, encontramos que el 34,3% de los españoles, o sea, un tercio de la población, no ha cambiado nunca de residencia.

Al igual que Madrid, vemos como las principales capitales de cada Comunidad Autónoma, siguen siendo atractivas para los que acaban de entrar en la edad adulta. La amplia y variada oferta universitaria que se concentra, especialmente en Madrid, lleva a muchos jóvenes españoles a mudarse tanto a la capital, como a las principales ciudades con una importante trayectoria y tradición académica: Barcelona, Sevilla, Santiago, Granada o Salamanca. Pero mientras que en Madrid es más habitual que el estudiante inicie su vida laboral en la misma ciudad, en el caso de ciudades de menor tamaño como Salamanca o Granada, la tendencia es comenzar en otro lugar con mayores oportunidades laborales.

Movimientos inversos de la población: de la gran ciudad a pequeñas/medianas localidades

El hecho de que cada vez más haya un menor desapego y una concentración de oportunidades en las principales ciudades está generando un cambio en las tendencias de desplazamiento. Sin embargo, la saturación que muchos experimentan después de una temporada en los grandes centros urbanos, sumado al alto coste de vida que ello conlleva, está invirtiendo la dirección de esos desplazamientos. Cada vez hay más jóvenes que, favorecidos por la posibilidad de trabajar telemáticamente o por la mejora de las conexiones con la ciudad, apuestan por ganar en calidad de vida y volver a sus antiguas localidades, las cuales sufren riesgo de. Todo ello, sumado a las atractivas promociones inmobiliarias, está generando un movimiento de dispersión de las familias jóvenes y emprendedoras al extrarradio, e incluso, a zonas donde el contacto con la naturaleza se considera un lujo.

El amor: otro de las razones

Una tercera razón para trasladarse de ciudad y que no entiende de estadísticas, es el amor. Al ser cada vez más habitual que las parejas se formen a través de plataformas o de redes sociales, estar en la misma ciudad se está convirtiendo en la excepción. Por eso pasado un tiempo suele haber un cambio a la ciudad del otro o bien se escoge un tercer destino.

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