El gobierno de Reino Unido declaró ayer que, después del Brexit, los ciudadanos de los países de la Unión Europea no obtendrán facilidades ni ventajas a la hora de trabajar en el país.
No obstante, en el Consejo de Ministros se defendió un sistema basado en el talento y las habilidades profesionales, y no en la nacionalidad.
El Brexit supondrá que los habitantes procedentes de los países miembros de la Unión Europea que vivan en Reino Unido dejen de disponer de las normas europeas de libre circulación de personas. Aunque Theresa May, primera ministra del país, ha asegurado que los derechos de estas personas estarán salvaguardados.
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